¿Qué consecuencias tiene una rinoplastia mal hecha?

30
oct
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La rinoplastia, a veces conocida también como remodelación de la nariz, mejora la armonía facial y las proporciones de la nariz. También puede corregir los problemas respiratorios causados por defectos estructurales en la nariz. Sin embargo, una rinoplastia mal hecha puede dar lugar a los efectos contrarios, causando déficit respiratorio que antes no existía y dando lugar a una nariz poco armónica y proporcionada con el rostro. A esto hay que añadir, que una mala operación de nariz puede requerir una nueva intervención, denominada rinoplastia secundaria, que será mucho más complicada que la primera. Para evitar las consecuencias de una mala rinoplastia es importante elegir un cirujano especialista en cirugía plástica y estética, cualificado y con título oficial.

Como cualquier otra cirugía, la rinoplastia puede tener ciertas complicaciones y riesgos. En manos de un cirujano experto, éstos serán mínimos, aunque pueden ocurrir. Sin embargo, un cirujano insuficientemente cualificado o que no preste la atención debida, puede llevar a cabo una mala operación de nariz con muchos más riesgos y complicaciones de los habituales.

La literatura médica en cirugía plástica sugiere que la tasa de revisión quirúrgica de una rinoplastia alcanza el 15% de los casos, ya que es una de las cirugías faciales más difíciles. Esto significa, el 15% de las pacientes operadas precisan una segunda intervención, habitualmente después de una rinoplastia mal hecha. Por esta razón, un paciente prudente debe examinar las calificaciones de los cirujanos y solicitar su título oficial.

 

¿Qué resultados pueden esperarse de una rinoplastia?

Una rinoplastia bien hecha puede corregir o mejorar los siguientes problemas:

  • Tamaño de la nariz en relación con el equilibrio facial
  • Ancho de la nariz en el puente o en el tamaño y la posición de las fosas nasales
  • Perfil de la nariz con jorobas o depresiones visibles en el puente
  • Punta nasal agrandada bulbosa
  • Fosas nasales que son grandes o anchas
  • Asimetría nasal
  • Tabique desviado que provoca insuficiencia respiratoria

Riesgos y complicaciones

Al considerar cualquier tipo de procedimiento quirúrgico, es importante conocer los riesgos asociados con la cirugía. Los riesgos potenciales de la rinoplastia asociados con todas las cirugías comprenden:

  • Hematoma
  • Infección
  • Reacción alérgica

Los riesgos que son específicos para la rinoplastia incluyen:

  • Hemorragias nasales
  • Cicatrices hipertrofiadas en la base de la nariz
  • Corrección insuficiente o excesiva que puede requerir cirugía correctiva

También pueden presentarse efectos secundarios:

  • Dolor postoperatorio

La cirugía de la nariz requiere habitualmente alteraciones a nivel de los cartílagos y el hueso nasal, por lo que los pacientes pueden experimentar dolor o molestias después de la intervención. Afortunadamente este malestar puede ser menor y la mayoría de los pacientes controlan el dolor con analgésicos convencionales.

  • Edema o hinchazón

Uno de los efectos secundarios más comunes de la rinoplastia es la hinchazón alrededor de los ojos y la nariz. En gran parte desaparece después de aproximadamente dos semanas. Es importante tener en cuenta, no obstante, que puede haber una pequeña inflamación hasta seis meses después de la cirugía. Los resultados finales se ven al año.

  • Moretones

El grado de moretones que sigue a la cirugía variará según la sensibilidad del paciente y el alcance de la cirugía en sí. Este moretón generalmente está contenido en el área alrededor de los ojos y puede durar hasta diez días.

Consecuencias de una rinoplastia mal hecha

Por tanto, una mala rinoplastia puede producir consecuencias devastadoras, en algunos casos, imposibles de corregir. En primer lugar, la realización de una manera rinoplastia hace que el riesgo de complicaciones y efectos secundarios como los que acabamos de numerar se multipliquen, por lo que la probabilidad de su aparición sea mucho mayor.

Por otro lado, una rinoplastia inadecuada puede dar lugar bien a la corrección insuficiente de una deformidad, o a la corrección exagerada que producirá la deformidad contraria. Por ejemplo, un paciente que presenta una giba en el dorso de la nariz que es preciso rebajar y limar, puede presentar después de una rinoplastia mal hecha, un remanente de esa giba que aún quiera eliminar. Como consecuencia se verá obligado a pasar de nuevo por una intervención quirúrgica, denominada rinoplastia secundaria, que como ya habíamos apuntado, será esta vez técnicamente mucho más complicada que la primera cirugía.

También puede ocurrir el caso contrario, en el que la giba se rebaje más de la cuenta, dando lugar a una nariz hundida. Igualmente será necesario realizar una rinoplastia secundaria, aportando injertos de cartílago adicionales para levantar el hundimiento, lo que supone una complejidad quirúrgica grande. A esto hay que sumar, que los resultados de una rinoplastia secundaria son impredecibles, y no siempre pueden conseguir la corrección completa de todos los problemas.

 

¿Qué se puede hacer para reducir la posibilidad de complicaciones?

Además de elegir cuidadosamente a su cirujano, hay otras formas para que un paciente pueda protegerse de posibles complicaciones después de una rinoplastia.

En primer lugar es necesaria una conversación abierta con su cirujano, para aclarar cuáles son los objetivos que se pretenden con la cirugía, y entender perfectamente las posibles complicaciones.

Es necesario que informe a su cirujano sobre cualquier medicación que tome, incluso aunque sea con poca frecuencia. Si fuma, consume alcohol u otras sustancias tóxicas, debe advertirlo porque puede influir en la cirugía y sus resultados.

Comprometerse a seguir todas las instrucciones y recomendaciones del médico, tanto antes como después de la operación. Recuerde que el cirujano ha recorrido este camino muchas veces antes, por eso puede ayudarle y cualquier recomendación será por su bien.

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